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Mis ojos buscan eso que nos hace sacarnos los zapatos para ver si hay...
Estamos ante una colección de relatos breves que nos sumergen, desde un lenguaje coloquial y un humor surrealista, en un mundo de escondidas reflexiones.
«Cada vez que la luna alcanzaba su brillante plenitud, voces profundas emergían de ti convocando a la madre y su tierna inmensidad.»
El poeta, cuando le canta a la vida y al amor, pone en ello toda la sensibilidad de su alma, porque su alma toda es poesía.
El estudio de los diversos grupos marginales que componen la sociedad del Antiguo Régimen es bastante complejo.
Nuestro propósito al dar a la prensa este manuscrito es dar a conocer a una persona sobre cuya excepcionalidad el lector podrá juzgar a lo largo de un viaje en su compañía, a través de las páginas de este libro.
«Ella tenía ojos de mujer cuando regresé de la mar aquella mañana. Apenas había empezado a cambiar sus formas de niña el día en que dejé mi casa para ir a buscar mis sueños por el mundo.»
Estos relatos son una suite de ballet con una escenografía expresionista iluminada no por el espíritu santo precisamente y una coreografía carpetovetónica.
El albur, la casualidad, el descuido se meten en medio de las finísimas tramas de las cosas, enderezándolas o torciéndolas y en eso está la gracia de la condición humana.
«Mi niñez se llama Cuba. Cualquier cosa que pueda decir de la una es justo cualquier cosa que pueda decir de la otra. »